La semana pasada en el Facebook Live del CIREX, hablé de la importancia de diferenciar las psicoterapia integrativas con el eclecticismo, ya que este segundo lo siento más característico de las psicoterapias humanistas, que muchas veces lo confunden con integrar modelos, pero muchas veces juegan al síndrome de Frankenstein. Como referencia clave en Latinoamérica se encuentra mi maestro Hector Fernández Álvarez, en su libro paisajes de la psicoterapia de 2013 (del cual compartiré algunos apartes). Nos cuenta que en 1961 sale el primer libro sobre psicoterapia integrativa de Jerome Frank, donde expone que hay unas características que son comunes a todos los psicoterapeutas más allá de su modelo teórico, a esto lo llamó "los factores comunes":
1) La importancia de la relación y proveen ideas para su fortalecimiento. 2) Brindan esperanza y ayudan a sostener las expectativas del paciente de que logrará ayuda con el tratamiento. 3) Proveen oportunidades para el aprendizaje tanto cognitivo, como experiencial, ofreciendo el paciente nueva información sobre sus problemas y posibles modo de tratar con ellos. Todas las escuelas acuerdan que el paciente necesita no sólo entender algo diferente, sino tener una nueva experiencia. 4) Procesos de activación emocional. Éstos probé la fuerza para enfrentar cambios en las actitudes y los comportamientos. 5) Terapéutico más importante es que aumentan en el paciente las sensaciones de dominio, autocontrol, competencia o efectividad. Una fuente poderosa para generar esas sensaciones tiene su origen en la posibilidad de dar nombre a la propia experiencia. Todas las psicoterapias apelan a las experiencias exitosas como refuerzo de la sensación de dominio.
.6) Animan de manera tácita o explícita a que los pacientes pongan en práctica en su vida cotidiana los cambios ocurridos en el curso de las sesiones. "La ola de evidencias a favor de los factores comunes y la certeza de que ningún modelo es definitivamente superior a los demás impulsó una nueva concepción en el diseño de abordajes terapéuticos. Hoy no caben dudas de que ciertos componentes deben estar presentes en toda psicoterapia, más allá del modelo teórico al que se adscriba, para garantizar un mínimo de eficiencia".
"Para ello tomaron distancia de los modelos tradicionales y propiciaron un abordaje que recibió la denominación de psicoterapia centrada en el ajuste terapueta-paciente".
La Psicoterapia se vio llena de una serie de manifestaciones que contribuyeron a afianzar la integración y sentaron la base de una posible unificación de la disciplina. Se encuentran representados en "los cinco dominios":
1) El modelo genérico: el acto de la psicoterapia es una compleja trama en la que se entretejen tres componentes: Un contrato entre paciente y terapeuta referido a los objetivos del tratamiento, un vínculo emocional que permite alimentar la esperanza necesaria para promover los cambios y un conjunto de operaciones que constituyen el núcleo activo de la intervención.
2) La alianza terapéutica: la alianza terapéutica es un componente nuclear del modelo genérico y ha sido estudiada muy especialmente, pues encontraron reiteradas pruebas de que constituye el mejor de los resultados de la terapia. Con respecto al vínculo, aunque obviamente sus características están moduladas por cada enfoque, todos coinciden enfáticamente en que se impone una relación de empatía con el paciente y de confianza mutua a lo largo de todo el proceso.
3) El modelo transteórico de cambio: su idea central es que las personas atraviesan una serie de estadios sucesivos de disposición para el cambio y que la capacidad para concentrar dicho cambio depende de que el individuo se encuentre en el escalón adecuados de esa serie.
4) Las habilidades de ayuda: una nueva concepción se ha ido imponiendo recientemente, donde el foco se centra en el terapeuta y en su capacidad para adquirir habilidades que le sirvan para brindar ayuda en distintos niveles y esferas de la práctica (Hill & O’Brien, 1999). El modelo presentado contempla tres instancias en entrenamiento: aprender habilidades de exploración, de facilitación para el insight y del preparación para la acción.
5) El modelo de supervisión por desarrollo: Propone que el enfoque de supervisión se centren en supervisado, en sus necesidades y requerimientos más intervenciones y en seguir el ejemplo del supervisor. Y que la supervisión se realice especificamente para los momentos del proceso de terapia.
Gracias por mantener viva la conversación JuanPa!
Y gracias también por la importante aclaración que realizas. Si, estoy de acuerdo, creo que desde esa postura resulta más posible la idea de una integración.
Por otra parte, puedes comentarle a tus estudiantes, que esa fue precisamente la hipótesis de Rogers en sus investigaciones, y las que lo llevaron a desarrollar su modelo.
Y que E. Gendlin investigó con una hipótesis distinta: no es la forma como el terapeuta hace su trabajo en terapia lo que más importa, sino la forma como el paciente lo hace.
Así tenemos múltiples posibilidades de pensar el mismo fenómeno.
Abrazos